poniendo flores en nuestra vida
Ya iba siendo hora y el pasado lunes, por fin, tachamos de la lista de "cosas que hacer” ir a un concierto en la mítica Galileo Galilei.
El grupo en cuestión era Facto Delafe y las Flores Azules, un descubrimiento por azar en internet que termina apareciendo en los medios, para tu sorpresa - y, sobre todo, para la suya.
Entrar en esta sala es como hacer un viaje al pasado… sí, una vez dentro, crees estar en plenos años 80 (que si, vale, muy guay pero ya no puedo más con la movida madrileña…).
Esta vez llegamos pronto y todavía quedaba sitio en los sofás, asi que en plan Warhol nos dedicamos a observar al personal, un espectáculo nada despreciable hasta que empieza el concierto…
El lugar está invadido por modernos: cerveza en mano, las gafas de pasta cuanto-mas-retro-mejor, los pelos largos despeinados en ellos y el flequillo cleopatra en ellas (ojos negros, labios rojos), y las rayas, muchas rayas… ¿os suena?
Nosotras nos sentimos algo extraterrestres y pasamos de cervezas pero nos apetece tomar algo mientras hacemos tiempo, asi que vamos a la barra y pedimos.
Contemplo perpleja como a todo el mundo le ponen cacahuetes y similares para picar mientras a nosotras, ni las gracias. Es que no saben que la costumbre madrileña por excelencia es poner algo rico de comer con la bebida??
la cosa empeora cuando el señor camarero 1 dice el precio: 8 euros. Como?!
pues si tú le echas morro, yo más.
volvemos a los sofás y por allí se pasea el camarero 2 atendiendo a diversas peticiones, todas de cerveza, por supuesto, con sus correspondientes cacachuetes.
yomisma: perdone, perdone!
camarero 2: si, señorita?
yomisma: verá, es que hemos pedido dos nesteas pero no nos han puesto nada de picar… le importaría traernos algo?
camarero 2: por supuesto, en seguida
Y al instante aparece el camarero 2 con dos platitos, uno con maíz frito y otro con cacahuetes.
Nosotras más felices que un tonto con un lápiz y rentabilizando los 4 euros por un refresco, y qué hombre tan majo, y vaya morro que le has echado, yo me parto, blabla…
Por fin empieza el concierto que es a lo que habíamos venido y… uaa qué buen rollo…
La escenografía es bastante casera y aún así tiene estilo, unas luces navideñas que parpadean según el beat de cada tema, y en el centro una pantalla donde van proyectando imágenes. Es un poco kitsch, pero tiene su punto…
No me gusta clasificar la música pero en este caso aunque quisiera, no podría. Dicen por ahí que hacen hiphop y pop, sinceramente, ni uno ni otro. De lo que no cabe duda es que tienen flow y no-se-sabe-cómo consiguen rapear sobre sentimientos sin caer jamás en la cursilería…
“Sieentooo lo miiiismo pooOor tiiiiiiiiii…”
Me recuerdan a Miranda July (la de Tú, yo y todos los demás – peliculón recomendado, eso sí, para días de inspiración, mejor en v.o.).
Ellos… se salen, esto es un conciertazo y… yo me vuelvo a enamorar, aunque esto no es novedad. Al final, lluvia de confeti y sugus, y aunque estamos lejos nos caen dos encima del abrigo... y son... verdes.
“No tengo donde ir asi que… iré a cualquier lugar…”
( donde ) Sala Galileo Galilei, c/Galileo 100
( pros ) viaje al pasado, conciertos a diario (para todos los gustos), un señor camarero majísimo
( contras ) el mencionado bar con precios astronómicos (tendrá algo que ver con el nombre, galileo galilei...?), las colas
1 comentario:
Qué puedo decir! Mas que siento lo mismo....
Besitos vacacionales.
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